martes, 12 de noviembre de 2013

Viaje a Francia 2013





 SALIDA DE MADRID

Desde Madrid hoy día 8 de octubre, inicio otro viaje en mi nueva furgoneta Camper, esta vez a Francia y dispongo de unos 23 días mas o menos, para hacerlo ya que a final de mes debo estar de nuevo en Sotogrande, entre otras cosas, para pagar la nómina a mi gente de Midas .

Mi primera parada fue en Burgos. Estaba anocheciendo y me apetecía darme una vuelta por la zona de la Catedral y hacer alguna foto nocturna. La verdad es que curiosamente la Catedral no tiene una buena iluminación o no estaba encendida del todo, pero sí en cambio la plaza.

Mi primera impresión fue que la ciudad anocheciendo a las 19,30 ya estaba despoblada de sus habituales habitantes. Uf, que frio en Burgos. Pasé de los 24 de Madrid a estos 10 en Burgos. Ahora entiendo porqué no quedaba nadie en la plaza de La Catedral. Fotos rapiditas y regreso a la furgo, para irme hacia San Sebastián.

Las primeras tomas de fotos del viaje, que no he comentado, las hice en Lozoya a la salida de Madrid, pues había una luz bastante clara por eso del frio reinante. De hecho el anochecer daba unos colores preciosos en el cielo.

 

 
Después de la fugaz visita a la Plaza de la Catedral de Burgos, seguí mi viaje hasta  San Sebastián, donde pasaría la noche. Vuelta nocturna por la ciudad en la misma furgo para buscar un lugar donde pasar la noche. Elegí un sitio hacia la mitad de La Concha casi ya en Ondarreta. Me tomé un buen Gin tonic en el bar que estaba abierto al lado de la furgoneta y a dormir al ladito con vistas a la playa.


                                            
 




                                           


Por la mañana, vuelta por la parte del Castillo y el Acuario, para hacer unas fotos e irme hacia Guetaria, para tras una breve visita al pueblo de Juan Sebastián Elcano, iniciar el viaje hacia Francia, en concreto mi primera etapa en tierras del país vecino, lo había situado en Biarritz. Ciudad de la que tengo grandísimos recuerdos, pues con 17 años estuve por ahí, no solo haciendo algo de surf en esas playas maravillosas sino que también estuve una par de noches en esas Boîtes, hoy llamadas discotecas, en las que había unas francesitas encantadoras sin los prejuicios que todavía tenían las chicas en nuestro país. Al final decidí no dormir en Biarritz y me fui directamente a Arcachon por la carretera costera, no sin antes pasar por Bayonne 
 



  Por cierto antes de Arcachon hay unas dunas que las de Tarifa parecen liliputienses a su lado. Un espectáculo, pero subirla no se si ha sido mas duro para mi o para Fifty. Las vistas desde las dunas espectaculares en una tarde preciosa. Seguiremos en la brecha. La Duna se llama de Pyla y está justo antes de llegar a Arcachon por la carretera de la costa.
  Ya en Arcachon, localicé un buen sitio con vistas al mar y luego me fui  a cenar y buscar alguna wifi. Estuve en uno de los restaurantes del paseo marítimo tan típicos para tomar las célebres ostras de la tierra. Me di pues, un pequeño homenaje a base de mariscos, tal como veis en la foto de abajo.
Lo que veis en el plato, me costó 17 euros y estaba compuesto por 5 ostras pequeñitas pero buenas, 2 cigalas tirando a peques, peor que regulares, lógicamente congelatis y algo secas. 3 almejas negras pasables, japónicas claro. 6 almejas tipo concha fina muy buenas, 6 caracoles tipo cañaillas bastante buenos. 3 langostinos tipo Mercadona, osá, pa sus castas. 3 mejillones, no vacios, desiertos. Un puñaito de bígaros, bien y otro puñaito de camarones peor que los que pudiera vender Mercadona. Total un 6 por eso del viaje y el sitio.  Ah, por cierto, me lo habian recomendado. Tiene fama de bueno y por si se os ocurre venir por aquí, se llama “Le Victoria”. De postre una crême brulè excelente. Ya no pido mas. Si dos vin blanc. Total 35,50€ que acabo de pagar.
Ahora va de fotos, así como he dicho desde Biarritz me fuí a Arcachon pasando por Bayonne y distintas playas hasta llegar a Arcachon, donde encontré la maravilla de esa duna gigante. Eso si, robando wifi de donde puedo , pues los cabritos de Vodafone me han hecho una mala pasada después de contrastar sus servicios, no tengo el roaming que solicité, Y aquí ando con nocturnidad y alevosía sentado en el restaurante que antes cené y en el que no hay nadie pues ya está cerrado. Por supuesto en Francia ya está todo cerrado a estas horas, pues on las 23,45 de la noche. 
Desde hace tres días que os tengo abandonados por culpa de las puñeteras wifis y sobretodo por culpa de mi proveedor de telefonía que mejor ni mencionarlo. Hoy he decidido entrar por primera vez, en un camping de auto caravanas y así, tener luz, cargar ordenador, I Pad y resto de aparatos. tener agua y recargar depósito. Aprovechar también para mañana darme una larga ducha y no las que me doy en la furgo, que son visto y no visto, pues hay que controlar el agua como si fuera un tesoro. Ah! y lo mas importante, tener wifi abierta todo el rato y poder hacer esto que estoy haciendo y poder mandar bastantes fotografías.
A lo que vamos, desde Arcachon, ciudad cuidadísima y preciosa, me fui con dirección a la capital de la Gironde o de la mejor y mas famosa zona del vino francés, es decir Bordeaux. Llegué con mal tiempo y me fui con mas lluvia. Ciudad caótica donde las haya, a nivel de trafico y ordenación urbana. Se la ve que fué y que sigue siendo una ciudad importante, por sus edificios y por su ambiente, aunque eso del tráfico y la forma de ordenar la circulación echaría para atrás a cualquiera. De cualquier forma es una gran ciudad.
Llegué temprano y decidí hacer una visita a la zona vitivinícola por excelencia de esta región, St. Emilion, con sus grandes Crûs. El campo y sus viñedos una maravilla, la ciudad antigua a mas no poder y súper bien conservada. Cantidad de propiedades con sus viñedos. A cualquiera se les llama "Château", pero bien cierto es que hay algunas mansiones con sus viñedos, grandiosas. El vino que voy a contar, fantástico y ojito, no tan caros como nos hacen creer algunos. Entre 15 y 25 euros se encuentran maravillas. Hay que ir a los Châteaux menos conocidos y te llevas grandes sorpresas. Al anochecer y de vuelta a Burdeos una cenita en el ambiente nocturno y una buena copita, para no perder las buenas costumbre de los viernes noche. Aquí, como en toda gran ciudad que se precie, colas para entrar en los restaurantes. Que gusto pensé.
Cenita normalucha y buena copita para que me dejaran cargar el portátil, aunque la wifi funcionaba fatal y no pude mandar casi nada. Así que hoy toca volver. Las fotos van desde las últimas de Arcachon hasta las de Burdeos y St. Emilion. Mas tarde, después de un descansito y la cenita, seguiré contando la ruta.
                                              
  Ya estamos como otras veces. Facebook no me deja subir tantas fotos de golpe. De ahi que solo me haya admitido de momento el texto y ahora iré con las fotos poco a poco, pues esta wifi del camping es lentísima. Supongo porque todos nos conectamos muchos al tiempo y tendré que esperar a que se duerman qwue lo hacen bien tempranito.
Era el día 12 de octubre y salí de Burdeos por la mañana temprano, no sin antes hacer una visita por el centro de la ciudad para ver la Catedral y el Ayuntamiento que son una maravilla. Se ve en las fotos que el día amaneció bastante lluvioso, cosa por otra parte que agradezco, pues me encantan las fotografías en días lluviosos, ves unas luces increíbles.
Cogí camino a La Rochelle, quizás el más famosos puerto de Francia, por su historia desde tiempos antiguos hasta hoy y cuna de la vela francesa. Antes de llegar y como es mi costumbre, busco y encuentro alguna ruta alternativa que me ofrece algo especial. Este es el caso de Coñac en la región de la Charante.. Asi que me desvié un poco para ver la cuna de este caldo espirituoso tan famosísimo en el mundo. Mereció la pena, pues es increíble como se mantienen en el tiempo estas ciudades, tan cuidadas, tan limpias y tan bien conservadas, incluso lo nuevo como empedrados, pinturas de calles, casa, etc,lo hacen con mucho gusto. Siguen manteniendo todavía ese culto por lo antiguo.
Entré en una destilería “Roullet Fransac” que me recomendó un transeúnte y que al ser pequeña y familiar no es tan conocida como Hennesy o Martell que están al lado, pero que tiene unos coñacs excelentes. Compré el mas jovencito. un cinco años de envejecimiento que me costo 24 euros. Los tenian de 30 años y 350 euros de vellón. Supongo que estará de cine, pero no es “pour moi” 
  
De ahí y por campos llenos de viñas y otros cultivos, con bosques interminables, llegué a mi destino de La Rochelle. Increíble. Impactante
Aquí por todos lados se respiran aires marineros, de hoy y de los de antes. Solo ver la entrada de la bocana al puerto con sus dos torres que servían para cerrar la entrada de cualquier barco enemigo, ya te indica hasta que punto este puerto y esta ciudad han vividos episodios apasionantes desde tiempos inmemoriales. Merece la pena pasear por el Puerto Viejo con sus cientos de restaurantes de pescados y mariscos y como no, buscar la estrella, "La Ostra", con mayúsculas. De mil variedades y precios. Desde 50 céntimos a tres euros la unidad. En cualquier sitio además te sirven unas fuentes inmensas para dos o mas personas con todo tipo de mariscos, incluidas las ostras. yo cené en un clásico bien conocido llamado “André” y probé una sublime sopa de pescado antes de media docena de maravillosas ostras medianas, no recuerdo la variedad, pues tienen muchas clases y acabé con un surtido de sorbete. Ya por la mañana, paseo dominguero por el puerto que estaba lleno de puestos de todo tipo en un variopinto mercadillo.
  
  A primera hora de la tarde, salida hacia un camping que antes os comenté y que estaba a unos 14 kms de La Rochelle y en un pueblo llamado “Fouras” , como no, ostrero a mas no poder y en la que he llegado a ver uno de los cultivadores que vendía una docena de ostras a 4 euros. Increible. Por cierto, es el primer día que necesitaba un poco de relax, para escribir y seleccionar fotos, que tiene su curre, por eso de bajar también los bytes de cada una para que Facebook me deje subirlas. Seguiremos en contacto en cuanto pueda.

  





Después de aprovechar la estancia en el camping con todas las ventajas de electricidad corriente, que tuve por primer día, wifi, agua y ducha, también aproveché por la mañana mientras desayunaba y me duchaba, para hacer una colada de ropa sucia, ya que tienen todos los servicios de lavadora, secadora y plancha. Asi que por 8 euritos mas los 13 del coste del camping hice un montón de cosas.

La noche fue tremendamente tormentosa, con agua para llenar un pantano, pero a las siete paró y amaneció un día soleado que bien poco duró, pues al partir en la furgo y sobre las 12,30 ya estaba nublándose de nuevo. Inicié así el viaje a La Loire dejando atrás La Charente Maritime que tanto me ha gustado.

Viaje lento, pues quise ir una vez mas, por carreteras secundarias que me permiten pararme cuando y donde quiero e incluso dar alguna vuelta atrás para ver algo que me gustó al pasar. De este modo, descubrí un pueblo impresionante y auténticamente medieval a las puerta de La Loire, llamado “Loches”. De allí, pasé aunque esta vez de largo, pues no se puede ver todo, una ciudad que también hubiera sido interesante de ver, “Poitiers”. Por historia que no quede, pero ya digo, quien mucho abarca poco aprieta. También pasé por Descartes, cuna del filósofo y escritor del mismo nombre, que Museo tiene también, pero para ver su cama, escritorio, escritos originales y demás útiles, mejor me los imagino y paso de largo.


                             
  
  
Eso si, Loches merece la visita y la parada que hice. Tiene una auténtica joya en la fortaleza y parte antigua de la ciudad, que sigue vivida en todas sus estancias y supongo que esas casas costarán un auténtico pastizal. Como todos estos emplazamientos alrededor de un castillo situado en lo mas alto de la colina, la ciudad se amurallaba para defensa de sus habitantes y como es lógico pensar, tiene unas cuestecitas de aúpa. Después de la visita paré a analizar que Châteaux debería ver de La Loire, pues hay cientos pero hay unos diez que merecen ser vistos si se puede. El primero y hago un desvío de unos 20 kms por una carretera estrechísima y curvilínea, será el que veré mañana, pues he llegado a las 18,55 y cerraban las visitas a las 18,30 horas y el Château a las 19,00. El castillo en cuestión es Chenonceau Además, es tan grande el terreno, con unos jardines inmensos que ni siquiera he tenido oportunidad de fotografiarlo por fuera. Hay barrera en la entrada con dos gorilas que me solicitaron casi amablemente que me largara que eso estaba “fermé”. Así que mañana contaré, pues hoy creo que el tema del wifi lo tengo bastante crudo y además por otro lado, tampoco tengo tantas fotos para que sea interesante buscarla.





  Pues si. Fui a Chenonceau y debo decir que es una pasada lo bonito y cuidado que lo tienen, con unos jardines espectaculares, pero eso si, sigue lloviendo y esto empieza a cansar. Para que tanto verde, con lo bonito que es el azul del mar. Jajaja.

  




Paré en un pueblo que vi una panadería artesana y me compré aparte del pan de rigor, esta vez uno llamado “campagne” , ese “peazo” de Brioche doble que vereis en una foto y que está “pa” cantarle peteneras y soleares al tiempo. Que pasada. Que sabor.




De allí me fui al de Chambord a unos 40 kms de  hacia Blois, que por cierto también es una ciudad bonita, como casi todas las del Loire. Este Château es otro de los recomendados, entre otras cosas porque es el mas grande de todos. Solo decir que tiene cuatrocientas y pico habitaciones. No se para que tantas, pero lo cierto es que las tiene y la verdad, no se si alguna vez estuvo al completo, pues nunca me invitaron y no lo pude ver. Este pueblo, es además famoso por sus múltiples y variadas galletas de mantequilla de mil y una forma y sabores. Riquísimas. Además tienen el detalle de que puedes probar las que quieras, así que descubrí nuevos sabores en galletas. Eso si compré un par de ellas, aparte de unos caramelos “violeta” exquisitos, para que no me llamaran aprovechado.



En Blois visita rápida con la furgo y camino de vuelta, pues fui por una carretera hacia el este , para volver de nuevo al oeste y ver el Château de Chaumont sur Loire por fuera, ya que pasé olímpicamente de verlo, pues aparte que llovía a mares, encima había que subir una pendiente exagerada a patita, aparte de pagar otros 11 euros por ver más de lo mismo. Después, parada por el camino, al lado de uno de los inmensos bosques que rodean todas las carreteras y además con la lluvia, están que se salen de increíbles. Algo de comer que ya tocaba, pues eran las cuatro y el estómago y sobretodo Fifty, pedían guerra. Me hice unas gambitas al ajillo y una ensaladita y me quedé la mar de bien.

De allí y por último fui a ver el Château de Amboise, que está medio derruido, pero que ahora andan de reformas. Acabé la jornada con una visita súper rápida por la capital de la Loire, “Tours”. Aquí acabo esta jornada y mañana acabaré con un par de castillos mas y emprenderé la marcha hacia otros destinos apetecibles. Ya os contaré.

Seguí mi viaje por La Loire como os había dicho y tuve que hacer otro marcha atrás pues me equivoqué de carretera y no tuve mas remedio que hacerlo si quería ver uno de los Châteaux que mas me habían recomendado. En general la señalización va un poco a su aire. Te indican un lugar , sigues y de pronto ves que no vuelve a aparecer nunca esa dirección y además van poniendo lugares y pueblos chiquitísimos que no aparecen ni en el mapa Michelin. Pero como casi siempre, "no hay mal que por bien no venga" y aparecí por un pueblo llamado “Saumur”. Un sitio bastante curioso de ver, pero que por culpa de este error, me obligaba a pasar por un sitio llamado Chinon y este pueblo si que merece la pena verlo. Como casi todos los de por aquí en La Loire, cuidadísimo y limpísimo. Además es una zona con cantidad de Bodegas pequeñitas que cada uno vende al que se tercie si es que te paras delante de alguna de ellas. Yo de hecho compré un par de botellas y he de decir que está esplendido. Aquí quien no tiene una bodeguita es que no está en la onda ni tiene ansias de decir que tiene un Chàteau. lo curioso es casi todas los bodegueros, son viticultores que tienen un terruño y hacen su propio vino, el cual en general se envejece en cuevas horadadas a las montaña. Muy curioso ver solo la fachada de las casas y bodegas y el resto continúa en el interior de la montaña. Al final fui al clásico tendero entendido y me recomendó un par de ellos que ya veremos como están cuando reposen en Sotogrande.

Pues lo dicho, todo esto para ver uno de los Chateau mas espectaculares del Loire. El llamado Ussé. Es una joya, bien cuidado y bien explicada la forma en la que se vivía en el mismo, tal como veréis en fotos,.  Esta visita me hizo olvidar la equivocación de la carretera


      

De ahí, saliendo de camino hacia la Bretaña, fui a ver otro mas, ya que pasaba por delante. El de Langeais. Y lo dicho ya en mas de una ocasión, la sorpresa fue el pueblo. Mantiene todo el espíritu medieval por el centro que es la parte vieja, ya que realmente el castillo, es mas bien una fortificación que está en medio del pueblo.


Al fin el día 16, salí de La Loire y bien que ha merecido la pena. Lo que ocurre es que hay tantos Castillos que como no pares te vuelves loco. Según los datos, hecha la consulta pertinente, existen 42 Chàteaux con la categoría exigida como tal, pero se elevan hasta 71 los reconocidos como lugares históricos entre los que están incluidas las fortificaciones. No obstante hay miles. La gente poderosa y con dinero de Paris, estaba poco menos que obligada a tener uno por aquí y así quien tenía pasta tenía que tener su castillito para impresionar a la parienta primero y los amiguetes después, por supuesto. En resumen, la valoración que hay que dar a la visita de La Loire es la de "imprescindible".

A media tarde salí en dirección a St. Malo en la costa atlántica de la Bretaña, entré primero en Rennes y me largué rápidamente pues me iba a liar en un sitio que no me ha parecido interesante, así que carretera y manta.

Volvió el buen tiempo, el sol y 21 grados de temperatura. Parece que La Loire con tanto rio y tanto bosque, solitos ellos se fabrican la lluvia para siga siendo un vergel. Llegué ya de noche a St. Malo como podeis ver en las fotos, que como siempre digo, si Facebook me deja y las puedo colgar. Ah por cierto. Vaya suerte, estoy aparcado en una calle y he pillado una wifi abierta. jajaja Es un poco lenta, así que por si acaso pondré las fotos en dos partes.




El día de hoy ha sido bastante intenso. Después de despertarme en los "intramuros" de St. Malo, con toda la tranquilidad del mundo pues en la zona que aparqué de la muralla no debe vivir nadie y yo a la 8 ya estaba en pié, pues nadie me molestó, ni siquiera el ruido de algún coche.
Como es mi costumbre, saqué ticket de aparcamiento de la zona azul hasta las 11 y me fui a dar una buena vuelta por la ciudad antigua. Es increíble y sobretodo la playa es una maravilla, ya veréis las fotos. De allí me fui a Dinard, una pequeño pueblo turístico y de pescadores que tiene preciosas vista hacia St. Maló, aparte de muchos hotelitos y restaurantes hacia la bahía. Me llamó la atención al cruzar el puente que atraviesa la bahía, un sistema de obtención de energía eléctrica que se obtiene con la fuerza del agua de las mareas. Ingenioso y barato y encima lo hizo De Gaulle, es decir hace ya tiempo, con lo que debe estar mas que amortizado.




De allí fui a visitar Dinan. Este pueblo si merece la pena verlo. Tiene una gran barrio medieval que se conserva estupendamente y que está animadísimo con mercadillos y todo tipo de comercios.
Después estuve en el inevitable y famosísimo Mont St.Michel. Lo tienen de tal forma estructurado que como no te enteres bien, te puede pasar lo que a mi, que me pareció un pasote. llegas y te mandan al quinto infierno a la zona de aparcamiento. Los mas cercanos están reservados para los hoteles y no se para quien mas, pues los vecinos si pueden entrar al recinto.. Te pones a andar y ves que hay autobuses, luego me enteré que eran lanzaderas gratuitas, pero como no ves exactamente donde queda el montecito de la Abadía, pues al ir con mi Fifty, me dije, tío, seguro que está ahí al lado y santas pascuas. Pues no. Está en la quinta puñeta, perdón la sexta, pues atraviesas una especie de pueblo, constituido solo por hoteles, restaurantes y tiendas y cuando pasas todo esto, te encuentras que por fin divisas el montículo. Eso ya debe ser la séptima puñeta. Y ahí que ves al Ne y a su Fifty caminando por esa carretera interminable con un sol de justicia. Por fin llegamos y ahora te digo, que aparte de miles de chinitos, que digo miles, millones, empieza lo peor, te toca subir sin parar hasta dios sabe donde debe acabar esa abadía, pues ya el último tramo y por cortesía hacia mi perra, decidimos de mutuo acuerdo dejar ese tramo para los chinitos. La verdad es que el sitio merece la pena, pero eso no es masificación, es Shangai en pleno encima de un montecito francés.






  

 

Al bajar les dije a los conductores de los buses que mi Fifty estaba a punto del desmayo y que si había algún modo de subirla. Pues bien, gracias a la guía o relaciones públicas, me ofreció subir pero con ella en brazos y así, acurrucados los dos volvimos al parking. Agua a borbotones para la niña y comidita aparcados enfrente del susodicho monte, pero a muchos kilómetros de distancia, en la carretera de servicio de las obras del nuevo acceso. Desde ahí parecía facil la aventura de llegar rápido. Jaja, estaba lejísimo.
  
En el mercado de Dinard, había comprado unos espléndidos mejillones pequeñitos, que son especialidad de la zona y que me comí viendo a lo lejos la fantasmagórica Abadia del Mont St.Michel.  Por aquí ya está, que no es poco, mañana inicio el camino hacia Paris donde pienso estar tres o cuatro días y descansar algo. Antes, me quedaré mañana por Le Havre o alrededores.





Las anécdotas en los viajes son las cosas que uno mas recuerda a lo largo de los años y lo que me ha ocurrido esta noche en Caen es para recordarlo siempre.

Como cada día y por si no lo sabéis os lo cuento, cuando llego a una ciudad lo primero que hago es buscar un sitio céntrico y que al menos parezca seguro para después de conocer un poco como va la ciudad que siempre es mas fácil hacerlo de noche pues no hay trafico, luego, vuelvo al sitio, aparco y me echo a dormir después de dar una vueltecita con mi Fifty. Pues bien a eso de las cinco y cuarto de la mañana, me empiezan a dar golpes de aviso en el cristal delantero de la furgo y abro la cortinilla y veo a un tío que me dice que me tengo que ir de ese sitio. Pensé que como delante había una especie de residencia, me había puesto parking reservado al lugar, aunque me fijé de noche y allí no había ninguna señal que lo indicara. Pues bien, la puse en marcha y me adelanté unos diez metros pues había un montón de sitios vacíos y oigo de nuevo al tío dándome unos gritos que ahí tampoco, que "plus loin, plus loin". Pues dicho y hecho, me adelanté otros cincuenta metros y tan tranqui me vuelvo a echar a dormir.

Como a las seis y media pues me miré el reloj, empecé a oír ruidos de coches aparcando al lado y gente hablando sin parar, me dije estos son algunos colegas que vienen de copas, pues cerca estaba uno de los sitios de marcha y enseguida se irán. Pero no, mas ruidos y mas coches. Ya intranquilo levanto un poco las ventanillas de noche , para ver que ocurría fuera y veo que son furgonetas que han aparcado a mi vera. Como el ruido cada vez era mayor, a eso de las siete ya me levanto y salgo a inspeccionar el tema y cual no fue mi sorpresa cuando me encontré en medio de un mercadillo. Mejor dicho donde aparqué la primera vez, era el centro del mismo. Y me dije, aquí me quedo obligado un buen rato claro, con lo que me puse a desayunar, me duché y saque a Fifty recorriendo el mercadillo. Menos mal que tuve la enorme suerte que justo delante, tenia un paso de cebra y entre el semáforo y una farola pasaba justo mi furgo a la avenida que había delante, así que a las diez mas o menos emprendí nuevo viaje hacia la costa normanda.




Como ya he hecho muy largo el relato, solo os diré que fui a ver una de las playas del desembarco americano de la Segunda Guerra Mundial. Las playas tienen nombres en su honor, tales como Gold beach, Sword beach, Omaha beach y Juno beach. Estuve luego por varios pueblecitos costeros, todos diseñados para el turismo de calidad y así, pasé por Villers-sur-mere, Blonville y por la meca del turismo de Normandia, "Deauville". Precioso y cuidadísimo hasta el mas mínimo detalle 



  Destaca sobretodo, las construcciones de las casas y para muestra un botón, hasta Carrefour tiene la construcción típica de esta zona que es la que veis en las fotos y que tienen un aire muy vasco. De ahí a Le Havre que como curiosidad, la Unesco, le declaró un barrio céntrico patrimonio de la Humanidad, por su homenaje al cemento armado. Todas las casas y edificios están hechos con ese material y hasta la Iglesia principal la hicieron así. La pena, es que el sol se había ido ya casi todo cuando entré, pues dicen es una maravilla por lo visto cuando entra la luz por sus miles de ventanucas.





Y ya por fin a las puertas de Paris, como quien dice. Iré a descansar en un pueblo cercano, en Gretz, a unos cuarenta kms. de la capital, el pueblo de mi amiga Rosita Aresté, pues ahora empiezo a estar un poco cansado de tantos kilómetros y necesito al menos un ligero relax. Llevo ya cuatro mil cien kilometros y eso es tela para tan pocos días.

Llegué a Gretz sobre las 12,30 de la mañana del sábado día 19 y allí me estaba esperando Rosita, gran amiga desde que coincidimos en Menorca. Estaba casada con un catalán unoversal y genial llamado Pepet, hombre de una humanidad descomunal y que al igual que Rosa nos dejo hace ya cuatro años. Tenían el Restaurante Cala Torret al lado de nuestra inolvidable fromagerie el “Na Rosa”. Además ellos se fueron de la isla un par de años después de irnos nosotros y se instalaron en Paris donde pusieron en la Rue Poussin, un restaurante de cocina española llamado “Rosimar” y que actualmente ya lo regenta su hijo Pascal con su mujer y que os recomiendo si pasáis por aquí una visita obligada, pues comeréis fantásticamente bien y además si llegáis diciendo que me conocéis, pues ya no os quiero contar como se pueden volcar. Son un encanto.

Elegí llegar el sábado mañana, pues el tráfico como es lógico es menos de la mitad y así el domingo  tal como hice, me vine a dar una vuelta por París para recordar viejos tiempos. Me fui desde Gretz a Paris en tren. Son unos 45 kms. Y me saqué el ticket conjunto tren y metro para usar en el día todo lo que quieras por 11 euros. Acabé un poco cansado de tantas caminatas y acabé la tarde quedando en un bistrot con mi amigo Marc Lajeneusse. De vuelta a Gretz hacia las nueve de la noche. Cenita y a la camita.





   
  El día siguiente, lunes, nos acercamos al restaurante de Rosita a comer, pues había quedado con mi sobrino Carlitos, el hijo del Charly “my big brother”. Lleva tres años en Paris estudiando y sacándose un master en cine. Se está especializando en Crítica. Le quedan los dos años del master, pues ya hizo el curso en la Universidad. Le encontré, encantado en Paris y con un buen aspecto, lógicamente un poco bohemio. Gran fallo. No hice ninguna foto con ellos.


Por la tarde fui a visitar a Catherine Ballerin, amiga de mi familia. Creo recordar que fueron tras años los que estuvo haciendo intercambios en verano con mis hermanas Isa y Machús. Tenían entonces de quince a diecisiete años y la verdad es que es un encanto, se acuerda y quiere muchísimo a toda la familia Solano, recordando con añoranza a mis padres que según me contó fueron maravillosos con ella, sobretodo después de una mala experiencia anterior con un intercambio con una familia en Inglaterra. Vive en una casa impresionante en el distrito 16




Después, vuelta a Gretz con un tráfico terrible que nos encontramos sin saber el motivo de tanto atasco. Lo normal es tardar con tráfico una horita y lo hicimos en dos y media. Bendito Sotogrande pensé y que horror de tráfico en estas grandes ciudades. Bueno no solo eso. La gente es cada vez mas antipática y mas histérica. Esta vez Paris, no me gustó tanto como lo había visto las cuatro o cinco veces anteriores. Bien es cierto que han pasado ya trece años de la ultima vez y se nota mucho. Hay crisis y fuerte, aunque sus políticos lo tapen. El pueblo lo sabe y pasa igual que en nuestro país, las gente reniega de los sinvergüenzas de la clase política y financiera. Es el mismo perro con distinto collar, pues este es tricolor y nosotros al menos solo tenemos dos colores. Según ellos no hay tanta diferencia en ese tema con España.


Anoche decidí no volver a la gran ciudad como era mi primer deseo, en parte por la decepción, en parte porque hoy martes podía ser terrible y por último porque ya voy regular de tiempo. Hice un cálculo y sin dar ninguna vuelta, que seguro daré bastantes, me quedan 3200 kms  todavía para volver a casa y ya solo tengo hasta el dia 31 que quiero estar de vuelta entre otras cosas para pagar nóminas a nuestra gente.

Así, hoy martes día 22, salí en dirección a la Alsacia y ya estoy aquí en Estrasburgo , mañana seguiré por la región e iré cogiendo camino hacia Suiza.





Después de volver a ver esta mañana el maravilloso barrio de la “Pequeña Francia” en Estrasburgo, eso si con una lluvia que no ha parado en toda la mañana, emprendí viaje hacia Suiza. Mi nuevo GPS, pues al final dado que no funcionaba internet en el IPhone, me tuve que comprar uno, me ha jugado la típica jugarreta del aprendiz de aparatos. Lo tenía programado para que no me metiera por autopistas y para dirigirme a Suiza que estaba a ná y menos, me ha hecho dar mas vueltas que un tonto, con un tráfico lento lentísimo, por todos los suburbios, barrios periféricos y pueblitos de los alrededores de Estrasburgo, cuando me podía a ver sacado directamente por la A35. Enfín es lo que hay con los aparatajes nuevos, te despistas y te la juegan pero bien jugada. Luego, cuando me di cuenta, todo perfecto.

 

   

  Mi destino esta vez era Friburgo. Camino de allí y por recomendaciones varias, hice una escala en “Colmar” una ciudad que si se puede, hay que verla si o si. Otra maravilla de esas que me está acostumbrando Francia. Es de ese tipo de ciudades medievales perfectamente cuidadas, vividas y superbién conservadas. Es preciosa como podréis ver en fotos, parecida a la Pequeña Francia de Estrasburgo pero con un aire menos turístico y menos masificado. Además, como en muchas ciudades de Francia tienen un amor increíble por las flores y así decoran la ciudad por todas partes
 
  
Salí de Colmar con destino a Suiza con la idea de ir a dormir a Friburgo. Entré por Basilea equivocándome de entrada. Vi unos señales en las que mandaban los coches para un lado y los  camiones por otro y me colé por este último, para gran cabreo del aduanero, pues por allí solo se entraba para declarar transporte de mercancías. Me hizo dar la vuelta en un sitio complicadísimo y eso me obligaba a dar marcha atrás unos ocho kilómetros, pero bueno son los gajes del oficio “de camionero”. Jajaja

Ya por el sitio correcto pasé la frontera sin que siquiera me pararan y me fui para Friburgo. Ciudad universitaria y bastante animada por eso de los estudiantes que siempre crean barrios muy ambientados. Caí en dos baretos sin wifi, de ahí este retraso. Noche lluviosa, pero luego amaneció con niebla que se fue disipando a lo largo de las primeras horas de la mañana y que provocó ese efecto que veréis en las fotos tan guapo. No es que sea una pasada de ciudad, pero como está a 24 kms de Gruyeres que es donde quiero ir mañana a primera hora de la mañana antes de seguir a Ginebra, pues he decidido quedarme aquí ya que eran las siete mas o menos cuando llegaba. La ciudad tiene bastantes museos, pero no se ve ninguno muy atractivo que se diga, como para quedarse a verlo. Si me sorprendió al dar una vuelta por la ciudad las tiendas de armas que hay. Yo creía que este pueblo al ser neutral sería muy pacifista, pero veo que no, pues tienen armas de lo mas sofisticadas, desde pistolas de todo tipo, a fusiles y arcos increíbles que deben atravesar a tres vacas a la vez, aunque espero que no las empleen contra personas.
    
  
 Mañana seguiré por Suiza y ya os contaré que hay de bueno por aquí, aparte del chocolate y los gruyere , emmenthal, y demás quesos de pasta cocida que tanto se estilan en este país. Por supuesto, están las estaciones de esquí y la alta montaña de los Alpes, pero eso no entra en mi agenda actual. Antes de partir hice unas fotos porque el día amaneció con una niebla espesa y se notaba que el sol empezaría a ganarle la partida, con lo que esperaba conseguir alguna buena foto, como así fue.





Sobre las 10, me largué camino de Gruyeres, pueblo, está claro origen del queso del mismo nombre y que me habían dicho que no podía perdérmelo. El pueblo es una pasada típica suiza, todo tan bien puesto que parece que hasta las vacas u ovejas las ordenan ponerse en su sitio para que los turistas podamos hacer fotos. Enfín, merece la pena. Si eso lo unes, a que además el día seguía despejado y con un maravilloso sol, pues te entra otra alegría diferente por el cuerpo, aparte que los contrastes con el verde y la montaña son mucho mas acentuados. Por cierto me compré un gruyere con 33 meses de curación que está “pa sus castas” como dicen en Cai. 











Salí ya de Gruyeres y hago el camino hasta Ginebra tranquilamente con un buen día y mucha circulación. No puedo ir por autopistas pues es obligatorio comprar un distintivo para circular por ella. Aparte de pagar el peaje habitual hay que pagar una tasa de unos 58 euros al cambio (impuesto revolucionario), aunque solo la vayas a usar un día . Así que pasé de comprarla- Ahora voy con un día de retraso en Facebook por eso de no encontrar sitios donde tuvieran wifi y supongo que mas o menos me pondré poner al día en Ginebra.

Ya estoy en Ginebra. llegué a ultima hora de la mañana (12,30) y quedé con mi amigo Juan Agius, editor de libros de arte y de ediciones antiguas de cualquier materia. Comimos en un bistrot el plato del día que estaba mas que decente. Además había de camarera una francesita muy simpática (bastante mas que las suizas que son un pelín serias), era de Perpignan y además conocía muy bien España y lo hablaba perfectamente  

Por la tarde dimos una vuelta a la ciudad por la parte mas moderna, cercana a la Universidad que es el barrio donde vive Juan. Paseo por las riberas del Ródano y el Arve. Muy curioso, como podréis ver en una de las fotos, la conjunción de los dos ríos, entre otras cosas porque el Ródano va limpísimo, con agua trasparente, el de la derecha en la foto y el Arve baja con un agua totalmente turbia y sucia.





Por lo noche, Juan me invitó a cenar en un restaurante muy conocido del centro y especialista en marisco y pescado. Volví a tomar otras espléndidas ostras y una bullabesa excepcional. A dormir que ya tocaba y hoy de nuevo visita a la parte vieja de Ginebra y al lago Leman. A la vuelta, invité a Juan a comer en un restaurante marroquí que se llama Al Mamunia, recomendado por amigos y en el que hemos tomado un Couscous Royal (con todos los tipos de carne y extras) que ha sido el mejor que he tomado en mi vida. Buenísimo.

Las fotos de hoy por Ginebra las veréis a partir de mañana, como sabéis, aparte de seleccionarlas las tengo que modificar y bajarlas de peso pues consumen y tardan mucho en subirlas y además asi nadie me podrá coger las fotos originales. Después de hacer esta tarea, emprenderé de nuevo la ruta.


   

Esto se va acabando. Ultimo día en Ginebra con un gran paseo con Juan. Nos recorrimos la parte vieja, la parte nueva, paseo por el rio y como no, un acercamiento al Lago Leman con su chorro de agua, símbolo de la ciudad. La verdad es que Ginebra es una ciudad, pequeña con solo cuatrocientos mil habitantes, pero que tiene mucha vida, no solo por su gran Universidad, si no por todo lo que implica el tener permanentemente visitas de políticos de la CEE y gente del COI, que aunque con sede en Lausanne, todos se acercan a esta ciudad.

Eso, hace que haya restaurantes de todo tipo y bares por doquier. Dicen que han importado la mala costumbre española del botellón y parece que tienen verdaderos problemas, pues como en el nuestro, se ponen cerca de bares con el consiguiente escandalo de ruidos. Esta gente como es tan suya, han llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento, pues los propietarios de las casas se quejaban del ruido y solicitaron el cierre de las terrazas. Pero como esto es vida (en eso si han aprendido de nosotros) y dinero, pues la restauración es un capitulo importante de los ingresos de la ciudad, llegaron al acuerdo que cada terraza tuviera un tipo al que llaman traducido algo así como el “murmurador”. Y que hace este tipo, os preguntareis, pues simplemente que cuando un grupo de personas en una terraza aumentan el volumen de la conversación, se acercan y les dicen “ssssss mas bajito , por favor” . De estas modo, se han quedado contestos los propietarios de pisos y por supuesto los propietarios de bares. Esto es, como para implantarlo en España. Jajaja, el caso que iban a hacer al “murmurador o “silenciador” como queráis nombrarle.
 
Antes de salir hacia Lyon que era la próxima parada, estuve en casa de Juan aprovechando para subir las fotos en Facebook y contestar los mails pendientes.

Una pena Yo mismo conmigo mismo me había tirado la pagina viniendo de Ginebra a Lyon y me dije: Ne, quillo, porque no te das un homenaje de verdad y vas a cenar a uno de los templos míticos de la cocina mundial: "Paul Bocuse. Y voy yo y me auto convenzo y para allí que me fui a Colombes-au-Mont, al ladito de la gran Lyon, cuna de grandísimos Chefs a la sombre del gran   maestro,  todo yo tuneado y bien limpito. Pero e te aquí que estaba completo. Parece que para estos no hay crisis, aunque como vivo como vivo en este momento, ni me había dado cuenta que en viernes estamos y a la gente le gusta salir tal día. Mi gozo en un pozo.
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Pero bueno, visto lo vi, estuve allí, en la recepción y vi la cocina a través de una ventana que hay a la entrada del restaurante ( eso es arte) y vi que es impresionante. Una pasada. Al final el director, muy enrollado él,  me ha desviado a uno de los Bistrot que el propio Paul Bocuse está abriendo por Lyon y así fui a uno de ellos que tiene bien cerca del restaurante en la misma ribera del Saona, el rio que atraviesa la ciudad antes de unirse al Ródano.




El bistrot se llama "L'Ouest". Grande, espacioso, moderno y con muchísimas mesas, todas bajo reserva. La tarjeta del director, aparte de la llamada de teléfono anterior, hicieron  que pudiera cenar allí, pues también estaba lleno, aunque ahí es mas fácil hacer un hueco para un turista como yo, que les había dicho que me había desviado de Paris a Madrid vía Lyon, solo para comer en Bocuse. Me sentaron junto a la cocina para disfrute mío.  He pedido unos Escalopes de foie de canard y un fillet de boeuf con salsa de vino tinto. Ya os contaré. Yo por ahora me digo yo mismo conmigo mismo : !! Bon Appétit chaval !!




  Ya que mi amigo Teto, a través de un mensaje en Facebook, quiere saber mi critica de la cena en L'Ouest,  pues aquí va :
 
Lo primero decir que no se puede esperar comer aquí como en Bocuse. No es un restaurante en el sentido clásico, es una Braserie. Por tanto, no tiene unos platos excesivamente elaborados. Aun así se nota la escuela, pues los 14 cocineros que había evidentemente son de la Escuela Bocuse, muy organizados, todo de cara al público y perfectamente ataviados. Allí solo se oye la voz del chef. Una delicia verles trabajar y yo estaba al lado de la cocina. Me gusta.


 
De primero tome un foie fresco de canard que estaba insuperable de punto, textura y sabor, iba acompañado de una sala muy ligera de grosellas y unas tortitas fritas de puré de patata. Un 9.
De segundo, un solomillo de buey con salsa al vino tinto acompañado de mini judías verdes y patatas fritas. La presencia, punto (muy poco hecho) y blandura perfectas, pero le faltaba sabor a la carne, aunque con la salsita de fondo de carne y vino tinto se compensaba.  Las patatas de sartén, muy buenas. Un 7,5. De postre una copa con crujiente de arroz, helado de vainilla, mousse espesa de chocolate, puré de marrón glasé y chantilly. Perfecto, pero fue la puntilla, demasiadas calorías para mi cuerpo. Jaja. Un 8. Total en comida un 8, en servicio un 5. Había 14 camareros y habría unas 200 personas cenando. Lentísimos. El local y el ambiente un 6,5. Demasiado grande.
En fin, un notable alto. Ok ?
    


Por la mañana de ayer sábado día 26, me fui otra vez al centro de Lyon. Como sabéis, porque ya lo conté, me pasé por el archiconocido restaurante de “Paul Bocuse” y como ya os dije, me fue imposible encontrar mesa, así que me mandaron a una de sus nuevas Braseries que han puesto por toda la ciudad. Estuve a la verita del grande, pero muy distinto de lo que hubiera querido. Aun así, no estuvo mal y por supuesto, me ahorré una pasta. Después de una vueltecita por el centro, me fui hacia Montpellier que es donde pasaré la noche, ya deshaciendo el camino de vuelta y sin mucho interés turístico.  Llevo 20 días y son demasiado los kilómetros recorridos en tan poco tiempo. Hay que hacerlo todo con mucha mas tranquilidad. No obstante ha estado todo fantástico y no me arrepiento de nada.




Mañana por la mañana me iré hasta Sitges, pues quiero ir a ver a mi amigo Aleix, que por aquellas tierras anda. Al menos, espero que haya perdido el Barsa con mi Madrid, por cierto que me lo voy a perder, porque si no, me dará la del pulpo ya que es un forofo del equipo del chiquitín Messi, que tanto daño nos hace.

Ahora a ver si encuentro algún sitio desde donde mandar esta crónica. Esto se acaba.

Domingo 27 de octubre.

Como os dije, salí de Lyon con dirección a Sitges y lo hice tarde porque decidí hacer el viaje en dos etapas ya que eran unos 700 kms. Así hice parada al lado de Montpellier, para cenar, dormir y sobretodo quitarme 300 kms del cuerpo. Luego me di cuenta que me perdí el partido del Barsa – Madrid (mejor así). Una derrota mas, pero que al no verlo, duele menos. Por la mañana sin ver ya mas ciudades, me largué para Sitges y me encontré un día maravillosos con 25 grados de temperatura. Así entiendes porqué estos europeos en cuanto pueden invaden nuestras costas.




Quedé con mi amigo Aleix después de comer porque tenía comidita familiar. No obstante, aparecí a la hora del café, pues también conozco a su padre, el famoso golfista Angel Gallardo, que a día de hoy, es vice-presidente de la PGA, casi nada. Dominó el golf español en los finales de los sesenta y los años setenta, habiendo conseguido a lo largo de su carrera 17 “hole in one”. Creo que es record del circuito todavía a día de hoy. Tertulia muy agradable durante los cafés, junto a Aleix, su padre, hermana con su hija y su hermano. Para no perder esas buenas costumbres catalanas, todo acompañado con un buen cava de Juvé Camps Reserva de Familia.

Vuelta por Sitges, por cierto, a pesar de la época sigue bastante animado, aunque los hosteleros algo de quejan. Pero claro hay cientos de bares, restaurantes, heladerías, etc.. y eso no es posible llenarlo todo. Acompañé a Aleix a la estación de tren, pues decidió que se bajaba conmigo a Madrid y tenía que recoger ropa en Barcelona. Me recomendó un sitio llamado “El Pou” para cenar algo. Es un gastrobar que desde luego lo hace muy bien. Me encantaron la ”papas a la brava”, no solo por su sabor, sino también por su presentación. Tienen un curre tremendo, pero merecen la pena. Eso, con unos mas que normales “corazones de alcachofas” en tempura y un insuperable “vacío de wagyu” (esas vacas japos, tan de moda) , también llamadas de “kobe”, su lugar de procedencia en Japón.

De ahí me fui a la furgo y a descansar. Por la mañana del lunes, recogí a Aleix en la estación de nuevo y emprendimos la marcha hacia Madrid. Al llegar quedamos con David Bizcocho, Raúl y el gran Coach del Futbol Americano, Sebas Serrano y nos fuimos de tapeo por la zona de Manuel Becerra- Ventas, donde están poniéndose de moda, unos sitios andaluces que ponen unas tapas gratis exageradas de grandes. No es que sean muy buenas , pero a caballo regalado…., eso si, todo baratísimo.

El martes comida con mis hermanas, Isa y Maité, junto a mi cuñado Pato, en “Baralloco”, otro de estos nuevos gastrobares que florecen como setas por todas partes y en los que se come bien a precio asequible. Por la noche nueva quedada con David, Aleix y en la que aparecieron con Sarita y Adriana que andan currando por Madrid. Quedamos en otro gastrobar, como no. Este, de nuestro amigo Raúl y se llama “Mu Madrid”. Está por la zona de Arguelles- Plaza de España. También todo muy correcto y bueno.

De allí, ya tarde y después de un Gin Tonic de “Oxley”, me fui hacia Alcorcón, pues me tenían que poner una cosa en la furgo. Al mediodía de ayer miércoles, emprendí lo que ha sido la última etapa de este viaje en mi nueva furgo y llegué sobre las nueve de la noche a mi casa de Pueblo Nuevo.

Muchos kilómetros para pocos días. Siete mil cuatrocientos en 23 días. Pero bueno, todo ha merecido la pena. El viaje, la furgo, los amigos visitados, la gente, las ciudades, los pueblos, la comida, la bebida,….., en fin viaje fantástico, por una Francia que realmente es una maravilla y en la que no he tenido el mas mínimo problema de nada , ni con nadie. Ah, esta vez solo pongo unas fotitos de Sitges, ya está bien de machacaros. Hasta el próximo



Pues si, esto se ha acabado y ya estoy en casita desde anoche. Ahora vuelta a la normalidad
y a la tranquilidad de Sotogrande. Pero bueno, dentro de nada empezaremos con la Fiesta “·Por Fin Solos” y seguiremos dando guerra mientras el hotel permanece cerrado con nuestras noches de música y baile en Midas los viernes y los sábados, mas cualquier fiestecilla que se tercie en el camino.

Ah, por cierto, gracias a todos mis seguidores de estos viajes. Sois mi compañía. Un abrazo



En Sotogrande a  31 de octubre del año 2013