1º - Día : de Dublín a Reykjavik (16.02.17)
Por la mañana y después de desayunar, me fui al aeropuerto que estaba a unos cinco minutos del hotel. El avión con destino a Islandia salía a las 11,20 de la mañana. Aterricé en Reikiavik mas o menos a las 12,30. Llegaba este lugar con la fijación de ver auroras boreales. Parece, por lo visto en los partes meteorológicos que va ser bastante difícil verlas. Así que habrá que disfrutar del resto de cosas que se puedan ver.
En el aeropuerto de Keflavik, me estaba esperando el dueño o encargado de la compañía de Rent-a-Car que había contratado por internet. Se llama Lava y alquilar con ellos, es mucho mas barato que en las clásicas y conocidas compañías de alquileres. Muy amables y el coche muy completo. Alquilé un Renault Kadjar y realmente me impresionó en sus prestaciones y comportamiento.
Una vez salí con el coche que estaba a las afueras del Aeropuerto de Keflavik. Decidí dar una vuelta por los alrededores. Sabía que a partir de las cuatro mas o menos empezaría a oscurecer. Entre unas cosas y otras, eran ya mas de las 2,30.
Cogí el mapa y vi que tenía muy cerca, a unos 10 ó 12 kms, uno de los lugares que hay que ver en Islandia, el "Blue Lagoon". Está al igual que el aeropuerto en la Península de Reykjanes. Ya desde el aeropuerto me di cuenta que estamos ante un país que es absolutamente distinto al resto de los que he visto. Estaba nublado. La luz muy apagada ya. El paisaje, marciano. Todo medio blanco por la nieve. Nada de vegetación. Luces extrañas realmente.
Llegué al Blue Lagoon. Es un lugar de aguas termales y a pesar de que estaba empezando a oscurecer, estaba repleto de gente. Dada la hora y sin ni siquiera llevar a mano el bañador, decidir ni entrar para no pagar una entrada solo por ver al personal en el agua. hice unas cuantas fotos por el exterior. Es realmente asombroso El frío helador fuera y saliendo humo de esas aguas azules y calientes. Mañana volveré. llega mi hermana Isa y no tengo otra que regresar aquí, para que pueda ver esto.
Empezaba a oscurecer y me fui a dar una vuelta por Reikiavik. Allí tenía contratado el hotel. Me hospedé y enseguida me fui, pues me apetecía ver la ciudad, aunque llegara de noche cerrada. Empezaba a nevar y el frío se notaba bastante, mas que nada por la sensación térmica que se produce con viento.
Reikiavik, es una ciudad pequeña. Por supuesto, la mas grande de Islandia. De hecho, el país tiene unos 320.000 habitantes y unos 130.000 están en esta ciudad. Cómoda de ver y bastante bien definida. Una zona marítima, donde están los edificios mas modernos y otra zona histórica, donde se encuentran los comercios las zonas de ocio y los edificios mas antiguos.
Lo primero, fue ir a localizar mi hotel. Bueno una pensión realmente. Se llamaba "Arcturus Gueshouse". Es decir, una casa de huéspedes, sin derecho a desayuno y con baño compartido. Pequeño y bastante simple. En la entrada me obligaron a descalzarme. Por lo visto, es costumbre para no ensuciar el parquet. Así que tuve que subir descalzo a la habitación. Mínima pero calentita. Que menos. No merece los 90 euros que me costó.
Dejé la maleta y me fui a ver esa parte costera de la ciudad. Es un largo paseo marítimo con una gran playa y donde se empiezan a construir edificios modernos emblemáticos. Por allí, la nieve molestaba algo mas, pues el viento arreciaba. Después de esto y ya con mucho frío, fui a ver la emblemática escultura de la barca, situada al borde de la playa. Se llama "Viajero del Sol". Es obra del escultor Jon Gunnar Arnason y representa a esas barcas de los sueños y de la tierra por descubrir. Es muy curiosa. Estaba nevando y el efecto con la nieve y la noche fue sorprendente.
Como el frío subía, me fui hacia el centro en busca de un restaurante donde cenar, no sin antes dar una vuelta por allí. Así vi la increíble y extraña Iglesia-Catedral de Reikiavik, llamada "Hallgrimskirkja". Realmente es un iglesia luterana, pero por su tamaño la denominan catedral. Dicen que hay que subir al campanario para ver toda la ciudad, yo no lo hice. Mi maltrecha rodilla no me permitía hacer ese empinado y largo acceso. Además era ya de noche. De allí, bajé hacia la calle Laugavegur. Aquí se concentran las principales tiendas de la ciudad. me di una corta vuelta, pues tampoco pensaba comprar nada.
Pregunté a una señora con perro, un sitio donde cenar que estuviera bien. Me recomendó uno al lado de donde estábamos. En la calle Vegamotastigur, es donde también se encontraba el restaurante que me dijo. Se llama " Vegamot". Agradable y bastante apetitoso lo que tomé. Unos "Tallarines con gambas y almejas". Estaban muy buenos. Eso si, aquí todo es bastante caro. Ese plato y una cerveza, costó unos 40 euros la cenita de marras.
Cogí el coche y volví al Guesthouse. Todo estaba blanco de nieve. Al menos, la habitación, estaba bastante calentita. De hecho, al rato, tuve que abrir, una rendija de la ventana pues el calor era bastante sofocante. Así acabó mi primer día islandés.
2º - Día : de Reykjavik a Vik i Myrdal (17.02.17)
Me levanté y sin desayunar (no estaba incluido en este Guestroom) me fui al aeropuerto de Keflavik a recoger a mi hermana Isa que llegó sobre las 10,30. Mientras esperaba, desayuné. Llegó bastante puntual y desde allí, lo primero que hicimos fue ir, como el día anterior, a ver el "Blue Lagoon", que estaba al lado.
Una vez allí y dada la cantidad de gente que estaba en las aguas termales, decidimos, al igual que hice el día de ayer, a seguir ruta. Habíamos entrado en el edificio central. Estaba ya repleto de gente. La laguna estaba a tope. Desde dentro del edificio, hicimos algunas fotos. De esta forma nos hicimos una idea general del lugar y emprendimos ruta hacia Vik i Myrdal.
La primera parada la hicimos en Krysovik, a unos 35 kms por la costa sur desde el Blue Lagoon. Esta es otra de las muchas zonas geotérmicas. En esta de aquí no hay piscinas para bañarse. Parece que aparte de tener la temperatura del agua mucho mas elevada, emite también gases sulfurosos.
En el camino, no paras de ver caballos. Es una raza típica islandesa. Bajos y con mucho pelo, lo usan para todo tipo de actividades. Desde labores del campo a competiciones deportivas.
El siguiente destino era ver la cascada de Seljalandsfoss. La vimos desde lejos pues no parecía que fuera muy interesante, así que seguimos hasta la catarata de Skogafoss. Ésta si que era mucho mas importante. Habíamos recorrido unos 156 kms. Vimos esta gran cascada, a la que te acercas en coche sin problemas. Estaba lleno de chinos. A estos nos los iríamos encontrando después por otros sitios. Aunque hacía bastante frío, anduvimos unos 200 metros para ver de cerca la caída de agua. si te acercas en exceso, la cámara de fotos se llena de gotas de agua. Así que había que protegerla para poder hacer las fotos mas cercanas posibles de la caída de agua. De unos 25 metros de ancho y una altura de 62 metros, es una de las mas espectaculares de Islandia.
Como estaba nublado, con nubes bajas, la luz era escasa. Pasamos por delante del Volcan Eyjafjallajokull. Ni lo vimos. Pasamos por delante como si nada. Ni nos enteramos por las nubes. Éste, fue el famoso volcán que originó aquel caos en la aviación europea en el año 2010. Debido a las cenizas que expulsaba y al fuerte viento, se anularon, por seguridad, muchos vuelos en Europa, lo que originó un tremendo caos en los aeropuertos.
Seguimos otros 10 kilómetros, para ver el famoso avión militar que se estrelló en una playa cerca de aquí. Es un DC-3 americano de la segunda guerra mundial. No encontramos el camino de acceso. Así que decidimos dejarlo para mañana e ir a ver el glaciar Solheimajotull que está muy cerca. Ya se estaba haciendo de noche y se veía cada vez peor. Desde aquí, a unos 20 kms, estaba nuestra meta del día, Vik i Myrdal. Una pequeña ciudad en la que teníamos reserva en el hotel "Edda Vik". Estaba bastante bien. Curiosamente tiene dos alas diferentes. Una de mas lujo y lógicamente mas cara y otra pegada en la que estaba nuestra habitación. Los salones y demás servicios son comunes, con lo que para dormir no merece la pena pagar mas por una habitación un poco mejor. Además, nuestra habitación estaba francamente bien. costaba 120 euros, mientras que en la otra ala, casi duplicaba el precio.
Fuimos a cenar a un restaurante que habíamos visto al lado de la gasolinera que estaba enfrente del hotel. Cuando llegamos no nos gustó y dimos una vuelta en coche hasta encontrar otro que nos pareció mejor. Lo encontramos en una calle que había enfrente del hotel. Se llama "Halldorskaffi" y era normalito. De hecho es como una cafetería. Una cena ligerita que nos costó 52 euros y al hotel a dormir.
Isa se quedó en la habitación y yo me fui al bar a beberme un Gin Tonic de Beefeater y pillar wifi que en la habitación fallaba. Estaba todo muy tranquilo. La copa me costo al cambio 14 euros. Ya sabemos como está la cosa por aquí. Beber alcohol es un lujazo.
3º - Día : de Vik i Myrdal a Hella (18.02.17)
Después de desayunar, cogimos el coche para seguir nuestra ruta. Antes, una de las chicas de la recepción, bien simpática, nos dio unas cuantas recomendaciones que nos sirvieron de mucho, pues nos explicó todo lo que se podía ver cerca de allí en nuestra ruta hacia el Parque Nacional de Skaftafell.
Lo primero fue ir a la gasolinera de enfrente a rellenar el coche de combustible. En Islandia, es absolutamente recomendable ir rellenando gasolina aunque tengas el depósito por la mitad. Puedes encontrarte con distancias enormes sin gasolineras. Allí mismo en el supermercado que había, compramos los víveres para desayunar y para tomar algo por el camino a media mañana. En la calle y en el mismo lugar y al lado del coche tomamos el café con unos sandwiches que habíamos comprado. Por aquí lo mejor es comer de supermercados en plan bocatas o similares. Eso claro está, si no quieres que se dispare el presupuesto.
Volvimos hacia atrás para ver la famosa playa negra, llamada "Reynisfjara" con sus "trolls de piedra" o "Reynisdrangur. Antes , habíamos subido al punto mas alto de esta ciudad de tan solo 350 habitantes, pero que es punto de escala importante, en la ruta de esta carretera circular que recorre todo Islandia. La llamada "Ring Road". Allí en lo alto de la ciudad, una preciosa iglesia, domina todo el entorno. Desde arriba, se ven a lo lejos los "trolls de piedra" de la playa negra.
En el mismo acantilado y en una zona de esta gran pared, se encuentra otra maravilla de la naturaleza de este país. Unas rocas impresionantes, como si de un órgano se tratara. Lo forman unas grandes piedras en forma de romboedros. Juntas unas a otras y de diferentes alturas, son de una gran belleza. Te puedes subir a alguno de ellas para hacerte una de esas fotos curiosas y turísticas.
Un paseo por la playa te lleva a la zona desde donde ves los trolls. La marea estaba alta y no pudimos acercarnos mas para hacer otras fotografías desde mejor ángulo. La pena, la poca luz y la bruma que formaban las olas por la fuerte marea. Las rocas espectaculares. Me recordaron a las de la Playa de las Catedrales de Galicia. Estaban bastante alejadas y no se veían con claridad. Desde aquí intentamos de nuevo, una visita al famoso avión DC-3 americano, pero nos dimos la vuelta pues empezaba a llover y como había que ir andando unos tres o cuatro kilómetros, nos pareció un poco de locos. Un avión roto en la playa, no merece semejante esfuerzo con esa lluvia.
De allí fuimos a otra de las recomendaciones que nos dijo la chica de la recepción del hotel. El espectacular y precioso "Cañón Fjaorargljufur". Está a unos 70 kms de Vik i Myrdal. Es realmente bonito. Vuelvo a lo mismo de este país. En primavera, con el agua recorriendo el cañón y el verde de la montaña, tiene que ser una auténtica pasada. El día nos acompañaba. Salía el sol y el contraste de la luz era espectacular.
Volvimos a la carretera para llegar al Parque Nacional de Skaftafell. Otro punto imprescindible de la visita a Islandia. Recorrimos otros 50 kms mas o menos. Las vistas eran realmente maravillosas. Al fin la luz y el sol nos acompañaban algo.
Ya dentro del Parque hay tres glaciares muy cercanos uno a otro. Vimos la lengua del glaciar Solheimajokull que para verlo de cerca había que caminar un buen trecho. Decidimos ir un poco mas adelante que es donde está el glaciar Vatnajokull y al que sí se tiene acceso por carretera. Llegas a un aparcamiento que está justo al lado del Centro de Visitantes. El día se estaba abriendo y ahora la luz si que empezaba a ser muy buena. El glaciar impresionante. Estaba todo helado y los trozos rotos de hielo, permanecían atrapados en el río cubiertos de nieve, antes de su llegada al mar.
En verano, o quizás ya en primavera, estos trozos de hielo que rompe el glaciar, van flotando hasta el mar y por supuesto la vista es absolutamente diferente.
Nos habían recomendado subir andando para ver la cascada de Svartifoss. No lo hicimos, pues tardas unos 45 minutos en hacer solo la ascensión. La vimos de lejos y descartamos ir hasta ella. Vimos otra totalmente helada en el camino.
Volvimos a pasar por le volcán y al menos hicimos una foto del Centro de Visitantes
Decidimos darnos la vuelta, pues nos quedaban unos 230 kms hasta Hella próximo y último destino del día. Volvimos por la misma carretera y en Vik i Myrdal volvimos a ver desde otra situación los "troles" de la playa. Había un poco mas de luz que esta mañana pero tampoco nada especial ni espectacular. Se empezaba a nublar y caía la tarde. Así que de aquí directos ya hasta Hella.
Después del largo recorrido, llegamos ya de noche cerrada al hotel "Kanslarinn" que había reservado. Es similar a los moteles de las carreteras americanas, pero bastante mas cutrecillo. Debía estar vacío, pues no se veía movimiento. Solo, había un ruidoso grupo de niños con sus guías tomándose unas pizzas. Comimos allí mismo en el bar, el mismo que a la mañana siguiente nos darían el desayuno, que aquí sí estaba incluido. Los niños ya se habían ido, con lo que no habría mas ruido.
Hoy era el único día que los partes meteorológicos de la auroras boreales daban un 5 sobre 10 en cuanto a visibilidad. Los otros días la probabilidad era de 0 ó 1 sobre 10. Así que la noche me esperaba para intentar conseguir ver alguna de ellas. De esta manera, después de cenar, salí con el coche a buscar un posible punto donde se pudieran divisar. No se veía mucho por la luz de la ciudad. Así que me fui algo mas de 20 kms fuera. Nada. Volví y le dije a Isa que iba a volver a salir algo mas lejos para intentar ver alguna. La noche estaba despejada. No había luna. La situación perfecta para verlas. Isa se apuntó y esta vez fuimos como a 30 kms. Nada. El cielo despejado, pero en el horizonte había nubes. Nuestro gozo en un pozo. Vuelta y a dormir.
4º - Día : de Hella a Olafsvik (19.02.17)
Hoy tocaba otro día largo. Nuestro destino estaba a unos 300 kms de distancia, aparte de los desvíos para ver otras cosas. Lo primero fue la visita a Gullfoss. Quizás las cataratas mas famosas de Islandia. Recorrimos unos 100 kms pues nos desviamos por una carretera secundaria. Durante el recorrido el panorama iba cambiando. Se veían mas granjas de animales y campos cultivados. Otra vez, multitud de caballos. Campos que se empiezan a preparar para la primavera y mas casas que las vistas hasta ahora.
Llegamos a Gullfoss ya de día. En esta época, hay que salir de noche, para llegar a los sitios de día. Así se aprovechan mejor, las pocas horas de luz en esta época del año. Las cataratas, realmente impresionantes. Sobretodo por las zonas heladas que hacen del lugar un sitio fantasmagórico. El agua del Río Huita, que abastece la catarata, se ha ido congelando durante el invierno y forma estalactitas de hielo alrededor de la zona central donde el agua tiene mas fuerza y logra discurrir para abrirse paso.
Estas cataratas se formaron por una falla tectónica justo en medio del cauce del río. Hay que tener en cuenta que estamos en una país que tiene alrededor de 200 volcanes. De estos, unos 40 han estado en actividad en los últimos once siglos. Aquí se producen unos 2600 terremotos al año, es decir cada día hay 7 temblores de tierra. Esto hace que estos movimientos telúricos vayan cambiando la fisonomía del país. De ahí también la cantidad de suelo caliente y termal que existe aquí.
Existen diferentes caminos bien señalizados, para poder ver las cataratas desde distintas posiciones. Hay varios balcones panorámicos a diferentes alturas, desde donde poder visualizar la caída del agua. El frío era helador. Mas por la sensación térmica que por la temperatura. Bueno, estábamos a -7º C, pero la sensación térmica rondaba los -20º C. Un pelín de frío. Cada vez que me quitaba los guantes para hacer una foto, mis dedos se quedaban como los de limón. Isa, tiene unos guantes muy finos que se ponen debajo de los gordos y que viene fantásticos para hacer fotos, pues no te quedas con ellos al aire. Te permiten incluso, movimientos para poder marcar en el móvil. Un acierto.
Muy cerca de allí, a unos 10 kms. está Geysir. El recinto de los principales géiseres de Islandia. El mas importante y ruidoso es el "Strokkur". Significa "batir". Cada 5 ó 6 minutos lanza un chorro que llega a alcanzar a veces los 40 metros de altitud. Hoy, los chorros que vimos, como mucho alcanzarían los 20 ó 25 metros, pues además el fuerte viento los barría enseguida y no le dejaba alcanzar su altura máxima. Realmente un gran espectáculo.
Este géiser es muy parecido al famoso "Old Faithful" del Parque Yellowstone en Estados Unidos, que ví en mayo pasado y que llega a alcanzar los 50 metros, pero suele salir cada 50 ó 60 minutos, con lo cual es más pesada su espera. De cualquier manera, un gran espectáculo el que nos brinda la naturaleza en estos lugares.
Seguimos ruta hacia el norte. Antes, nueva recarga de gasolina. No te puede fallar. La nieve empezó a hacer de nuevo su aparición. La carretera buena y con este coche sin problemas. Los campos cada vez mas blanco y las decenas de montañas volcánicas se transportaban a otro planeta. No en balde, esa denominación de la "Tierra del Hielo y el Fuego". Todavía nos quedaba un largo trecho para llegar a nuestro destino. Unos 275 kms, en lo que creo no recuerdo haber visto ninguna gasolinera. Todo estaba bastante desértico de viviendas. De vez en cuando una casa. No te explicas como se pude vivir aquí así.
En un punto de la carretera y ya cerca de Olafsvik, encontramos un cruce de carretera. Uno a derecha y otro a izquierda. Los dos marcaban nuestro destino. Solo, que de uno a otro había como treinta y tantos kilómetros de mas distancia. Cogimos el mas corto. Y claro, suele pasar. Mas corto pero mas complicado. Empezamos sin saberlo, que estábamos ascendiendo por la ladera del volcán "Snaefellsjokull".
La nevada, cada vez mas fuerte. Todo blanco a derecha e izquierda. La carretera se suponía que iba debajo de nosotros. Solo los palos de marcas de altura de nieve, nos indicaban que íbamos por la carretera. Aquello subía y subía. El GPS indicaba que estábamos a unos 10 kms, pero allí seguíamos ascendiendo. Por fin, el puerto se acabó y empezábamos a descender. Al fin, llegamos a Olafsvik. Había conseguido el "Master Cum Laude" de conducción sobre nieve y hielo.
Empezamos a buscar nuestro hotel y aunque el GPS nos decía que habíamos llegado, allí no se veía ningún cartel de hospedaje. Había una especie de centro comercial de dos plantas, con un montón de tiendas en la planta baja y oficinas en la alta. Al final, preguntando nos dijeron que estaba en la parte trasera del edificio. No movimos y allí había una escalera que subía al primer piso, pero sin nada que dijera que aquello era un hospedaje. Pues sí. lo era. Nos abrió una señora super amable que solo hablaba islandés. Nos dijo que si era el "Vid Hafid" un Hostal o Guestroom.. Todo blanco e impoluto nos hizo pasar dentro. Nos ofreció un té con pasta y nos indicó nuestra habitación. Pedimos permiso por eso de la nieve en las botas y dijo que sin ningún problema. Un encanto.
La habitación en la planta baja, era bien amplia, limpia y muy diáfana. Menos mal. Costaba 100 euros la noche. Pero lo dicho una pensión, aunque he de reconocer que buena y limpia. Salimos a dar una vuelta por esta ciudad, situada al noroeste del país. Tiene alrededor de 1000 habitantes y su principal industria es la pesquera. Nos acercamos al puerto. En coche, claro. El frío y la nieve, intensos. El puerto, con algún pesquero iluminado preparando sus artes. Este mar es terrible y estos hombres de la mar tiene que ser duros como ellos solos para aguantar estas embestidas.
Vimos un pequeño restaurante, llamado "Hraun" y allí que entramos. Vacío. Solo una chica super joven en la barra. Nos sentamos nos trajo la carta y todavía me pareció mas joven. Me llamó la atención que trabajara en un país como este tan joven y le pregunté la edad. Dieciséis añitos, pero claro, le dije, seguro eres la hija del dueño. Efectivamente. El padre en la cocina y ella fuera. Le ayuda al salir de la escuela. Comimos bastante bien. Solo un plato de ensalada de salmón cada uno, que con la bebida nos costo 75 euros. Nos volvimos al hotel y a dormir que ya tocaba, después del día de nieve sufrido.
5º - Día : de Olafsvik a Keflavik (20.02.17)
Tampoco tuvimos suerte con las auroras boreales. Con la nevada y el cielo encapotado, imposible. Salimos después de desayunar en el el Hostal. No muy variado, pero aceptable. Nos despedimos de la encantadora señora y cogimos rumbo por el otro lado del volcán. Bordeando esta península junto el mar, para intentar verlo en distancia desde otro lugar. Todo seguía igual. Aunque algo despejado por el mar, el volcán mantenía sus nube estancada de la mitad hacia la cima. Tampoco lo pudimos ver.
Empezamos nuestra ruta de vuelta hacia Reikjavik y pronto nos llamó la atención una cosa. En unos 25 kms volvimos a la carretera del desvío de ayer. Y vimos que todo lo que ayer era blanco por la nieve, hoy era verde. Como es posible, nos preguntamos. Si ahora era por la mañana temprano y seguía haciendo -5º C de temperatura ambiente, como se había derretido la nieve. Pues fácil. El calor de la tierra por los volcanes próximos, derrite muy pronto la nieve del suelo y el campo. Espectacular.
Seguimos carretera con destino a la Península de Akranes. Una ciudad mayor que las otras vistas, pero que solo tiene 6500 habitantes. Dimos una vuelta por la costa de esta otra península y llegamos hasta el faro de la punta. Lo llaman "Akranesviti". Que no es el nombre del torero El Viti, si no que "viti" significa faro. Un lugar curioso y bien cuidado. Una plataforma de madera rodea el faro y los lugares donde se puede andar. En la base del faro, una colección de piedras del lugar, con las banderas de muchos países. Estas piedras, las deben pintar aquí, alguno de los turistas de esos países que visitan el lugar. Curioso.
Seguimos rumbo pasando de nuevo por el túnel de Hvalfjordur. Éste, evita tener que hacer los 45 kms que habría dar, dando toda la vuelta al fiordo del mismo nombre. Desciendes hasta un máximo de 165 metros y la distancia del túnel es de 5.762 metros de longitud. Desde Akranes la distancia a Reikiavik ya es de tan solo 50 kms por el túnel. Un paseo, pues a partir de aquí, es todo autopista hasta la capital.
Al llegar a Reikiavik, volví de nuevo a la Catedral para enseñársela a Isa. Esta vez entramos, aunque no hicimos tampoco la subida al campanario. La cola era larga y mis rodillas no querían el esfuerzo. Es super diáfana. Sin alardes ornamentales y con una luminosidad impresionante. Es una buena obra de arquitectura moderna. En el interior un gigantesco y fantástico órgano, era tocado por un organista que hacía mágico el lugar.
Paseamos de nuevo por el Paseo Marítimo y allí vi de nuevo el Edificio "Harpa" y la escultura de la barca "El Viajero del Sol".
De allí subimos al centro y nos dimos una vuelta por las principales calles comerciales. Reikiavik, es una ciudad divertida, a pesar de estar tan al norte y tener esas temperaturas tan bajas. Se nota incluso en sus casas y tiendas. En la forma en que pintan las fachadas, para que sean mas agradables a la vista. Tiene algo que atrae bastante.
No nos quedamos en la capital a cenar y decidimos volver a Keflavik, donde pasaríamos nuestra última noche y donde tenía el último hotel.
El "Base Hotel de Keflavik". A solo 7 minutos del aeropuerto.Mi avión salía para Barcelona-Málaga a las 3,40 de la madrugada por lo que solo me pude echar una pequeña siesta. Ya dormiría en el avión. Isa, salía en dirección a Madrid sobre las 11 de la mañana, así que pudo dormir tranquílamente. Y eso es todo de este corto viaje a este país, al que me gustaría volver, pero en mejor época. Quizás una primavera-verano, aunque no haya posibilidad de ver auroras boreales.
Empezaba a oscurecer y me fui a dar una vuelta por Reikiavik. Allí tenía contratado el hotel. Me hospedé y enseguida me fui, pues me apetecía ver la ciudad, aunque llegara de noche cerrada. Empezaba a nevar y el frío se notaba bastante, mas que nada por la sensación térmica que se produce con viento.
Reikiavik, es una ciudad pequeña. Por supuesto, la mas grande de Islandia. De hecho, el país tiene unos 320.000 habitantes y unos 130.000 están en esta ciudad. Cómoda de ver y bastante bien definida. Una zona marítima, donde están los edificios mas modernos y otra zona histórica, donde se encuentran los comercios las zonas de ocio y los edificios mas antiguos.
Lo primero, fue ir a localizar mi hotel. Bueno una pensión realmente. Se llamaba "Arcturus Gueshouse". Es decir, una casa de huéspedes, sin derecho a desayuno y con baño compartido. Pequeño y bastante simple. En la entrada me obligaron a descalzarme. Por lo visto, es costumbre para no ensuciar el parquet. Así que tuve que subir descalzo a la habitación. Mínima pero calentita. Que menos. No merece los 90 euros que me costó.
Dejé la maleta y me fui a ver esa parte costera de la ciudad. Es un largo paseo marítimo con una gran playa y donde se empiezan a construir edificios modernos emblemáticos. Por allí, la nieve molestaba algo mas, pues el viento arreciaba. Después de esto y ya con mucho frío, fui a ver la emblemática escultura de la barca, situada al borde de la playa. Se llama "Viajero del Sol". Es obra del escultor Jon Gunnar Arnason y representa a esas barcas de los sueños y de la tierra por descubrir. Es muy curiosa. Estaba nevando y el efecto con la nieve y la noche fue sorprendente.
Como el frío subía, me fui hacia el centro en busca de un restaurante donde cenar, no sin antes dar una vuelta por allí. Así vi la increíble y extraña Iglesia-Catedral de Reikiavik, llamada "Hallgrimskirkja". Realmente es un iglesia luterana, pero por su tamaño la denominan catedral. Dicen que hay que subir al campanario para ver toda la ciudad, yo no lo hice. Mi maltrecha rodilla no me permitía hacer ese empinado y largo acceso. Además era ya de noche. De allí, bajé hacia la calle Laugavegur. Aquí se concentran las principales tiendas de la ciudad. me di una corta vuelta, pues tampoco pensaba comprar nada.
Pregunté a una señora con perro, un sitio donde cenar que estuviera bien. Me recomendó uno al lado de donde estábamos. En la calle Vegamotastigur, es donde también se encontraba el restaurante que me dijo. Se llama " Vegamot". Agradable y bastante apetitoso lo que tomé. Unos "Tallarines con gambas y almejas". Estaban muy buenos. Eso si, aquí todo es bastante caro. Ese plato y una cerveza, costó unos 40 euros la cenita de marras.
Cogí el coche y volví al Guesthouse. Todo estaba blanco de nieve. Al menos, la habitación, estaba bastante calentita. De hecho, al rato, tuve que abrir, una rendija de la ventana pues el calor era bastante sofocante. Así acabó mi primer día islandés.
2º - Día : de Reykjavik a Vik i Myrdal (17.02.17)
Me levanté y sin desayunar (no estaba incluido en este Guestroom) me fui al aeropuerto de Keflavik a recoger a mi hermana Isa que llegó sobre las 10,30. Mientras esperaba, desayuné. Llegó bastante puntual y desde allí, lo primero que hicimos fue ir, como el día anterior, a ver el "Blue Lagoon", que estaba al lado.
Una vez allí y dada la cantidad de gente que estaba en las aguas termales, decidimos, al igual que hice el día de ayer, a seguir ruta. Habíamos entrado en el edificio central. Estaba ya repleto de gente. La laguna estaba a tope. Desde dentro del edificio, hicimos algunas fotos. De esta forma nos hicimos una idea general del lugar y emprendimos ruta hacia Vik i Myrdal.
La primera parada la hicimos en Krysovik, a unos 35 kms por la costa sur desde el Blue Lagoon. Esta es otra de las muchas zonas geotérmicas. En esta de aquí no hay piscinas para bañarse. Parece que aparte de tener la temperatura del agua mucho mas elevada, emite también gases sulfurosos.
En el camino, no paras de ver caballos. Es una raza típica islandesa. Bajos y con mucho pelo, lo usan para todo tipo de actividades. Desde labores del campo a competiciones deportivas.
El siguiente destino era ver la cascada de Seljalandsfoss. La vimos desde lejos pues no parecía que fuera muy interesante, así que seguimos hasta la catarata de Skogafoss. Ésta si que era mucho mas importante. Habíamos recorrido unos 156 kms. Vimos esta gran cascada, a la que te acercas en coche sin problemas. Estaba lleno de chinos. A estos nos los iríamos encontrando después por otros sitios. Aunque hacía bastante frío, anduvimos unos 200 metros para ver de cerca la caída de agua. si te acercas en exceso, la cámara de fotos se llena de gotas de agua. Así que había que protegerla para poder hacer las fotos mas cercanas posibles de la caída de agua. De unos 25 metros de ancho y una altura de 62 metros, es una de las mas espectaculares de Islandia.
Como estaba nublado, con nubes bajas, la luz era escasa. Pasamos por delante del Volcan Eyjafjallajokull. Ni lo vimos. Pasamos por delante como si nada. Ni nos enteramos por las nubes. Éste, fue el famoso volcán que originó aquel caos en la aviación europea en el año 2010. Debido a las cenizas que expulsaba y al fuerte viento, se anularon, por seguridad, muchos vuelos en Europa, lo que originó un tremendo caos en los aeropuertos.
Seguimos otros 10 kilómetros, para ver el famoso avión militar que se estrelló en una playa cerca de aquí. Es un DC-3 americano de la segunda guerra mundial. No encontramos el camino de acceso. Así que decidimos dejarlo para mañana e ir a ver el glaciar Solheimajotull que está muy cerca. Ya se estaba haciendo de noche y se veía cada vez peor. Desde aquí, a unos 20 kms, estaba nuestra meta del día, Vik i Myrdal. Una pequeña ciudad en la que teníamos reserva en el hotel "Edda Vik". Estaba bastante bien. Curiosamente tiene dos alas diferentes. Una de mas lujo y lógicamente mas cara y otra pegada en la que estaba nuestra habitación. Los salones y demás servicios son comunes, con lo que para dormir no merece la pena pagar mas por una habitación un poco mejor. Además, nuestra habitación estaba francamente bien. costaba 120 euros, mientras que en la otra ala, casi duplicaba el precio.
Fuimos a cenar a un restaurante que habíamos visto al lado de la gasolinera que estaba enfrente del hotel. Cuando llegamos no nos gustó y dimos una vuelta en coche hasta encontrar otro que nos pareció mejor. Lo encontramos en una calle que había enfrente del hotel. Se llama "Halldorskaffi" y era normalito. De hecho es como una cafetería. Una cena ligerita que nos costó 52 euros y al hotel a dormir.
Isa se quedó en la habitación y yo me fui al bar a beberme un Gin Tonic de Beefeater y pillar wifi que en la habitación fallaba. Estaba todo muy tranquilo. La copa me costo al cambio 14 euros. Ya sabemos como está la cosa por aquí. Beber alcohol es un lujazo.
3º - Día : de Vik i Myrdal a Hella (18.02.17)
Después de desayunar, cogimos el coche para seguir nuestra ruta. Antes, una de las chicas de la recepción, bien simpática, nos dio unas cuantas recomendaciones que nos sirvieron de mucho, pues nos explicó todo lo que se podía ver cerca de allí en nuestra ruta hacia el Parque Nacional de Skaftafell.
Lo primero fue ir a la gasolinera de enfrente a rellenar el coche de combustible. En Islandia, es absolutamente recomendable ir rellenando gasolina aunque tengas el depósito por la mitad. Puedes encontrarte con distancias enormes sin gasolineras. Allí mismo en el supermercado que había, compramos los víveres para desayunar y para tomar algo por el camino a media mañana. En la calle y en el mismo lugar y al lado del coche tomamos el café con unos sandwiches que habíamos comprado. Por aquí lo mejor es comer de supermercados en plan bocatas o similares. Eso claro está, si no quieres que se dispare el presupuesto.
Volvimos hacia atrás para ver la famosa playa negra, llamada "Reynisfjara" con sus "trolls de piedra" o "Reynisdrangur. Antes , habíamos subido al punto mas alto de esta ciudad de tan solo 350 habitantes, pero que es punto de escala importante, en la ruta de esta carretera circular que recorre todo Islandia. La llamada "Ring Road". Allí en lo alto de la ciudad, una preciosa iglesia, domina todo el entorno. Desde arriba, se ven a lo lejos los "trolls de piedra" de la playa negra.
Bajamos a la playa Reynisfjara. Aunque con muy poca luz, todavía estaba amaneciendo, el lugar bien merece la visita. La playa, es de una arena totalmente negra por la lava del volcán cercano, además tenía el aliciente de un día con un oleaje tremendo y precioso. La playa, está protegida por un acantilado. En éste, anidan en su época de puesta y cría, miles de "frailecillos". Centro de peregrinación de los ornitólogos. La primavera es la época de cría de estos pájaros, llamados también "Puffins". Lo que si había ahora, eran muchas gaviotas.
En el mismo acantilado y en una zona de esta gran pared, se encuentra otra maravilla de la naturaleza de este país. Unas rocas impresionantes, como si de un órgano se tratara. Lo forman unas grandes piedras en forma de romboedros. Juntas unas a otras y de diferentes alturas, son de una gran belleza. Te puedes subir a alguno de ellas para hacerte una de esas fotos curiosas y turísticas.
Un paseo por la playa te lleva a la zona desde donde ves los trolls. La marea estaba alta y no pudimos acercarnos mas para hacer otras fotografías desde mejor ángulo. La pena, la poca luz y la bruma que formaban las olas por la fuerte marea. Las rocas espectaculares. Me recordaron a las de la Playa de las Catedrales de Galicia. Estaban bastante alejadas y no se veían con claridad. Desde aquí intentamos de nuevo, una visita al famoso avión DC-3 americano, pero nos dimos la vuelta pues empezaba a llover y como había que ir andando unos tres o cuatro kilómetros, nos pareció un poco de locos. Un avión roto en la playa, no merece semejante esfuerzo con esa lluvia.
De allí fuimos a otra de las recomendaciones que nos dijo la chica de la recepción del hotel. El espectacular y precioso "Cañón Fjaorargljufur". Está a unos 70 kms de Vik i Myrdal. Es realmente bonito. Vuelvo a lo mismo de este país. En primavera, con el agua recorriendo el cañón y el verde de la montaña, tiene que ser una auténtica pasada. El día nos acompañaba. Salía el sol y el contraste de la luz era espectacular.
Volvimos a la carretera para llegar al Parque Nacional de Skaftafell. Otro punto imprescindible de la visita a Islandia. Recorrimos otros 50 kms mas o menos. Las vistas eran realmente maravillosas. Al fin la luz y el sol nos acompañaban algo.
Ya dentro del Parque hay tres glaciares muy cercanos uno a otro. Vimos la lengua del glaciar Solheimajokull que para verlo de cerca había que caminar un buen trecho. Decidimos ir un poco mas adelante que es donde está el glaciar Vatnajokull y al que sí se tiene acceso por carretera. Llegas a un aparcamiento que está justo al lado del Centro de Visitantes. El día se estaba abriendo y ahora la luz si que empezaba a ser muy buena. El glaciar impresionante. Estaba todo helado y los trozos rotos de hielo, permanecían atrapados en el río cubiertos de nieve, antes de su llegada al mar.
En verano, o quizás ya en primavera, estos trozos de hielo que rompe el glaciar, van flotando hasta el mar y por supuesto la vista es absolutamente diferente.
Nos habían recomendado subir andando para ver la cascada de Svartifoss. No lo hicimos, pues tardas unos 45 minutos en hacer solo la ascensión. La vimos de lejos y descartamos ir hasta ella. Vimos otra totalmente helada en el camino.
Volvimos a pasar por le volcán y al menos hicimos una foto del Centro de Visitantes
Decidimos darnos la vuelta, pues nos quedaban unos 230 kms hasta Hella próximo y último destino del día. Volvimos por la misma carretera y en Vik i Myrdal volvimos a ver desde otra situación los "troles" de la playa. Había un poco mas de luz que esta mañana pero tampoco nada especial ni espectacular. Se empezaba a nublar y caía la tarde. Así que de aquí directos ya hasta Hella.
Después del largo recorrido, llegamos ya de noche cerrada al hotel "Kanslarinn" que había reservado. Es similar a los moteles de las carreteras americanas, pero bastante mas cutrecillo. Debía estar vacío, pues no se veía movimiento. Solo, había un ruidoso grupo de niños con sus guías tomándose unas pizzas. Comimos allí mismo en el bar, el mismo que a la mañana siguiente nos darían el desayuno, que aquí sí estaba incluido. Los niños ya se habían ido, con lo que no habría mas ruido.
Hoy era el único día que los partes meteorológicos de la auroras boreales daban un 5 sobre 10 en cuanto a visibilidad. Los otros días la probabilidad era de 0 ó 1 sobre 10. Así que la noche me esperaba para intentar conseguir ver alguna de ellas. De esta manera, después de cenar, salí con el coche a buscar un posible punto donde se pudieran divisar. No se veía mucho por la luz de la ciudad. Así que me fui algo mas de 20 kms fuera. Nada. Volví y le dije a Isa que iba a volver a salir algo mas lejos para intentar ver alguna. La noche estaba despejada. No había luna. La situación perfecta para verlas. Isa se apuntó y esta vez fuimos como a 30 kms. Nada. El cielo despejado, pero en el horizonte había nubes. Nuestro gozo en un pozo. Vuelta y a dormir.
4º - Día : de Hella a Olafsvik (19.02.17)
Hoy tocaba otro día largo. Nuestro destino estaba a unos 300 kms de distancia, aparte de los desvíos para ver otras cosas. Lo primero fue la visita a Gullfoss. Quizás las cataratas mas famosas de Islandia. Recorrimos unos 100 kms pues nos desviamos por una carretera secundaria. Durante el recorrido el panorama iba cambiando. Se veían mas granjas de animales y campos cultivados. Otra vez, multitud de caballos. Campos que se empiezan a preparar para la primavera y mas casas que las vistas hasta ahora.
Llegamos a Gullfoss ya de día. En esta época, hay que salir de noche, para llegar a los sitios de día. Así se aprovechan mejor, las pocas horas de luz en esta época del año. Las cataratas, realmente impresionantes. Sobretodo por las zonas heladas que hacen del lugar un sitio fantasmagórico. El agua del Río Huita, que abastece la catarata, se ha ido congelando durante el invierno y forma estalactitas de hielo alrededor de la zona central donde el agua tiene mas fuerza y logra discurrir para abrirse paso.
Estas cataratas se formaron por una falla tectónica justo en medio del cauce del río. Hay que tener en cuenta que estamos en una país que tiene alrededor de 200 volcanes. De estos, unos 40 han estado en actividad en los últimos once siglos. Aquí se producen unos 2600 terremotos al año, es decir cada día hay 7 temblores de tierra. Esto hace que estos movimientos telúricos vayan cambiando la fisonomía del país. De ahí también la cantidad de suelo caliente y termal que existe aquí.
Existen diferentes caminos bien señalizados, para poder ver las cataratas desde distintas posiciones. Hay varios balcones panorámicos a diferentes alturas, desde donde poder visualizar la caída del agua. El frío era helador. Mas por la sensación térmica que por la temperatura. Bueno, estábamos a -7º C, pero la sensación térmica rondaba los -20º C. Un pelín de frío. Cada vez que me quitaba los guantes para hacer una foto, mis dedos se quedaban como los de limón. Isa, tiene unos guantes muy finos que se ponen debajo de los gordos y que viene fantásticos para hacer fotos, pues no te quedas con ellos al aire. Te permiten incluso, movimientos para poder marcar en el móvil. Un acierto.
Muy cerca de allí, a unos 10 kms. está Geysir. El recinto de los principales géiseres de Islandia. El mas importante y ruidoso es el "Strokkur". Significa "batir". Cada 5 ó 6 minutos lanza un chorro que llega a alcanzar a veces los 40 metros de altitud. Hoy, los chorros que vimos, como mucho alcanzarían los 20 ó 25 metros, pues además el fuerte viento los barría enseguida y no le dejaba alcanzar su altura máxima. Realmente un gran espectáculo.
Este géiser es muy parecido al famoso "Old Faithful" del Parque Yellowstone en Estados Unidos, que ví en mayo pasado y que llega a alcanzar los 50 metros, pero suele salir cada 50 ó 60 minutos, con lo cual es más pesada su espera. De cualquier manera, un gran espectáculo el que nos brinda la naturaleza en estos lugares.
Seguimos ruta hacia el norte. Antes, nueva recarga de gasolina. No te puede fallar. La nieve empezó a hacer de nuevo su aparición. La carretera buena y con este coche sin problemas. Los campos cada vez mas blanco y las decenas de montañas volcánicas se transportaban a otro planeta. No en balde, esa denominación de la "Tierra del Hielo y el Fuego". Todavía nos quedaba un largo trecho para llegar a nuestro destino. Unos 275 kms, en lo que creo no recuerdo haber visto ninguna gasolinera. Todo estaba bastante desértico de viviendas. De vez en cuando una casa. No te explicas como se pude vivir aquí así.
En un punto de la carretera y ya cerca de Olafsvik, encontramos un cruce de carretera. Uno a derecha y otro a izquierda. Los dos marcaban nuestro destino. Solo, que de uno a otro había como treinta y tantos kilómetros de mas distancia. Cogimos el mas corto. Y claro, suele pasar. Mas corto pero mas complicado. Empezamos sin saberlo, que estábamos ascendiendo por la ladera del volcán "Snaefellsjokull".
La nevada, cada vez mas fuerte. Todo blanco a derecha e izquierda. La carretera se suponía que iba debajo de nosotros. Solo los palos de marcas de altura de nieve, nos indicaban que íbamos por la carretera. Aquello subía y subía. El GPS indicaba que estábamos a unos 10 kms, pero allí seguíamos ascendiendo. Por fin, el puerto se acabó y empezábamos a descender. Al fin, llegamos a Olafsvik. Había conseguido el "Master Cum Laude" de conducción sobre nieve y hielo.
Empezamos a buscar nuestro hotel y aunque el GPS nos decía que habíamos llegado, allí no se veía ningún cartel de hospedaje. Había una especie de centro comercial de dos plantas, con un montón de tiendas en la planta baja y oficinas en la alta. Al final, preguntando nos dijeron que estaba en la parte trasera del edificio. No movimos y allí había una escalera que subía al primer piso, pero sin nada que dijera que aquello era un hospedaje. Pues sí. lo era. Nos abrió una señora super amable que solo hablaba islandés. Nos dijo que si era el "Vid Hafid" un Hostal o Guestroom.. Todo blanco e impoluto nos hizo pasar dentro. Nos ofreció un té con pasta y nos indicó nuestra habitación. Pedimos permiso por eso de la nieve en las botas y dijo que sin ningún problema. Un encanto.
La habitación en la planta baja, era bien amplia, limpia y muy diáfana. Menos mal. Costaba 100 euros la noche. Pero lo dicho una pensión, aunque he de reconocer que buena y limpia. Salimos a dar una vuelta por esta ciudad, situada al noroeste del país. Tiene alrededor de 1000 habitantes y su principal industria es la pesquera. Nos acercamos al puerto. En coche, claro. El frío y la nieve, intensos. El puerto, con algún pesquero iluminado preparando sus artes. Este mar es terrible y estos hombres de la mar tiene que ser duros como ellos solos para aguantar estas embestidas.
Vimos un pequeño restaurante, llamado "Hraun" y allí que entramos. Vacío. Solo una chica super joven en la barra. Nos sentamos nos trajo la carta y todavía me pareció mas joven. Me llamó la atención que trabajara en un país como este tan joven y le pregunté la edad. Dieciséis añitos, pero claro, le dije, seguro eres la hija del dueño. Efectivamente. El padre en la cocina y ella fuera. Le ayuda al salir de la escuela. Comimos bastante bien. Solo un plato de ensalada de salmón cada uno, que con la bebida nos costo 75 euros. Nos volvimos al hotel y a dormir que ya tocaba, después del día de nieve sufrido.
5º - Día : de Olafsvik a Keflavik (20.02.17)
Tampoco tuvimos suerte con las auroras boreales. Con la nevada y el cielo encapotado, imposible. Salimos después de desayunar en el el Hostal. No muy variado, pero aceptable. Nos despedimos de la encantadora señora y cogimos rumbo por el otro lado del volcán. Bordeando esta península junto el mar, para intentar verlo en distancia desde otro lugar. Todo seguía igual. Aunque algo despejado por el mar, el volcán mantenía sus nube estancada de la mitad hacia la cima. Tampoco lo pudimos ver.
Empezamos nuestra ruta de vuelta hacia Reikjavik y pronto nos llamó la atención una cosa. En unos 25 kms volvimos a la carretera del desvío de ayer. Y vimos que todo lo que ayer era blanco por la nieve, hoy era verde. Como es posible, nos preguntamos. Si ahora era por la mañana temprano y seguía haciendo -5º C de temperatura ambiente, como se había derretido la nieve. Pues fácil. El calor de la tierra por los volcanes próximos, derrite muy pronto la nieve del suelo y el campo. Espectacular.
Seguimos carretera con destino a la Península de Akranes. Una ciudad mayor que las otras vistas, pero que solo tiene 6500 habitantes. Dimos una vuelta por la costa de esta otra península y llegamos hasta el faro de la punta. Lo llaman "Akranesviti". Que no es el nombre del torero El Viti, si no que "viti" significa faro. Un lugar curioso y bien cuidado. Una plataforma de madera rodea el faro y los lugares donde se puede andar. En la base del faro, una colección de piedras del lugar, con las banderas de muchos países. Estas piedras, las deben pintar aquí, alguno de los turistas de esos países que visitan el lugar. Curioso.
Seguimos rumbo pasando de nuevo por el túnel de Hvalfjordur. Éste, evita tener que hacer los 45 kms que habría dar, dando toda la vuelta al fiordo del mismo nombre. Desciendes hasta un máximo de 165 metros y la distancia del túnel es de 5.762 metros de longitud. Desde Akranes la distancia a Reikiavik ya es de tan solo 50 kms por el túnel. Un paseo, pues a partir de aquí, es todo autopista hasta la capital.
Al llegar a Reikiavik, volví de nuevo a la Catedral para enseñársela a Isa. Esta vez entramos, aunque no hicimos tampoco la subida al campanario. La cola era larga y mis rodillas no querían el esfuerzo. Es super diáfana. Sin alardes ornamentales y con una luminosidad impresionante. Es una buena obra de arquitectura moderna. En el interior un gigantesco y fantástico órgano, era tocado por un organista que hacía mágico el lugar.
Paseamos de nuevo por el Paseo Marítimo y allí vi de nuevo el Edificio "Harpa" y la escultura de la barca "El Viajero del Sol".
De allí subimos al centro y nos dimos una vuelta por las principales calles comerciales. Reikiavik, es una ciudad divertida, a pesar de estar tan al norte y tener esas temperaturas tan bajas. Se nota incluso en sus casas y tiendas. En la forma en que pintan las fachadas, para que sean mas agradables a la vista. Tiene algo que atrae bastante.
No nos quedamos en la capital a cenar y decidimos volver a Keflavik, donde pasaríamos nuestra última noche y donde tenía el último hotel.
El "Base Hotel de Keflavik". A solo 7 minutos del aeropuerto.Mi avión salía para Barcelona-Málaga a las 3,40 de la madrugada por lo que solo me pude echar una pequeña siesta. Ya dormiría en el avión. Isa, salía en dirección a Madrid sobre las 11 de la mañana, así que pudo dormir tranquílamente. Y eso es todo de este corto viaje a este país, al que me gustaría volver, pero en mejor época. Quizás una primavera-verano, aunque no haya posibilidad de ver auroras boreales.